Si estás empezando en el mundo de la inversión, o al menos te has decidido a hacer algo con tu plata, hay un concepto básico que todo ahorrador que se respete debe conocer: el interés compuesto. Gracias a él, las inversiones a largo plazo son una opción muy atractiva para, poco a poco, construir un patrimonio que te sirva de respaldo el día de mañana. Si aún no estás muy familiarizado con el interés compuesto en las inversiones, en este artículo te explicamos qué es y cómo se calcula.
¿Qué es la tasa del interés compuesto?
¿Qué es el interés compuesto?
El interés compuesto es el interés calculado sobre el capital inicial, incluyendo todos los intereses acumulados de períodos anteriores. Esto significa que los intereses se suman al capital, y en el siguiente período, los intereses se calculan sobre la nueva suma total. Esta forma de interés permite que las inversiones crezcan a un ritmo acelerado con el tiempo.
Por tanto, el interés compuesto surge cuando el interés se suma más de una vez al año, o si es acumulable y reinvertible, por ejemplo, mensualmente. Además, es habitual en finanzas y economía, siendo la piedra angular de estrategias de inversión a largo plazo, como el value investing.
Así que, cuando invertimos, debemos tener claro el poder tan impresionante que tiene el interés compuesto, ya que es crucial para el éxito a largo plazo. Dado que genera rendimientos muy importantes con el tiempo, se le suele referir como “la magia del interés compuesto”.
De hecho, existe un mito que dice que en cierta ocasión le preguntaron a Albert Einstein cuál era la fuerza más poderosa del Universo, y él respondió: “el interés compuesto”.
Características del interés compuesto
El secreto del interés compuesto radica en dos simples claves: el paso del tiempo y la acumulación de intereses. A diferencia del interés simple (donde una vez se obtiene un interés, no se reinvierte de nuevo todo el capital), el interés compuesto se distingue por:
- Efecto multiplicador: El interés compuesto tiene un efecto multiplicador ya que el interés obtenido sobre tu inversión inicial se mantiene invertido, de modo que la rentabilidad pasa a calcularse sobre un capital mayor. De esta forma, cada vez que se generen nuevos rendimientos, serán superiores a los anteriores.
- El capital va cambiando: Cuando se opta por el interés simple, se van rescatando los beneficios obtenidos, de modo que el capital invertido siempre es el mismo. En el caso del interés compuesto, las ganancias se mantienen invertidas, por lo que el capital invertido va creciendo.
¿Por qué te beneficia el interés compuesto?
El interés compuesto te beneficia porque te permite hacer crecer tu plata más rápido que el interés simple. Sin embargo, esa no es su única ventaja.
Además de permitirte ir ampliando tu capital de forma constante y a mayor ritmo, otro de los grandes beneficios del interés compuesto es que se adapta a todos los perfiles de inversor. Es decir, no necesitas ser un experto ni optar por invertir en un tipo de activo en particular para aprovechar el interés compuesto.
Tanto si eres un inversor profesional o alguien que apenas está comenzando a mover su dinero, la clave del interés compuesto es reinvertir tu rentabilidad. Si, además, haces aportes periódicos con una estrategia de Dollar Cost Averaging (DCA) a tu inversión, verás que el crecimiento pasa a ser mucho mayor. En pocos años, podrías haber acumulado una cifra importante en inversiones, sin importar cuáles sean tus objetivos financieros.
Un ejemplo de la fuerza del interés compuesto: ¿Cómo es posible la fortuna de Warren Buffett?
Warren Buffett es un operador de bolsa, considerado por muchos como el mejor inversor de la historia gracias a haber superado con sus decisiones de inversión la rentabilidad del mercado de valores.
Cuando se le pregunta por su éxito, Buffett responde que, a lo largo de sus seis décadas como inversor, su mayor aliado ha sido el interés compuesto. En otras palabras, reinvertir los beneficios obtenidos lo ha convertido en uno de los hombres más ricos del mundo, haciendo crecer su patrimonio con esta sencilla estrategia.
Para entender mejor la magnitud de cómo funciona el interés compuesto y cómo lo ha aprovechado el “Oráculo de Omaha”, debemos remontarnos a sus comienzos. Buffett empezó a invertir con apenas 11 años, cuando compró su primera acción por 38 dólares. Nueve años después, ya tenía ahorrados casi 10,000 dólares. Con los años, compró lo que entonces era una pequeña empresa textil llamada Berkshire Hathaway por 7,500 dólares.
Sin embargo, es aquí donde viene la verdadera magia: el 99% de la fortuna de Buffett la consiguió pasados los 65 años, cuando el verdadero efecto multiplicador del interés compuesto se dejó ver.
Podemos ver cómo su cartera de inversiones ha crecido aún más en los últimos años. Y no es precisamente porque ahora que es un nonagenario sea mejor inversor (que tal vez también), sino porque ha sido capaz de generar y reinvertir enormes sumas de intereses, que ahora generan volúmenes impresionantes de dinero.
Fortuna de Warren Buffet gracias al interés compuesto
Y desde entonces sigue invirtiendo. De hecho, si en lugar de haber continuado, se hubiera detenido en su labor inversora, tal vez jamás nadie habría oído hablar de él.
Hoy, la fortuna total de Buffett asciende a 135 mil millones de dólares. No está nada mal para no parecer tan fuerte su efecto multiplicador, ¿verdad?
¿Cuál es la fórmula del interés compuesto?
El interés compuesto se calcula mediante la siguiente fórmula:
Donde:
- AAA es el monto final de la inversión, incluyendo los intereses.
- PPP es el capital inicial.
- rrr es la tasa de interés anual.
- nnn es el número de veces que se aplica el interés compuesto por año.
- ttt es el número de años que dura la inversión.
Así que, si el capital inicial son 4,000 pesos, la tasa de interés anual es del 7%, y el periodo de tiempo invertido es de 3 años, la fórmula sería la siguiente:
4.000 x (1+0,07)^3 = 4.898,88
Con la opción del interés simple, el resultado sería de 4840 pesos.
¿Cómo se calcula el interés compuesto? | Ejemplo práctico
Ya lo hemos visto teóricamente, no obstante, la mejor forma de entender este fenómeno es mediante un ejemplo práctico:
Sigamos con el ejemplo anterior, imagina que tienes 4,000 pesos invertidos que te generan una rentabilidad anual del 7%. Esto significa que cada año ganarías 280 pesos de rentabilidad. Si optas por el interés simple, retirarías esos 280 pesos pasado el primer año, y mantendrías los 4,000 pesos, volviendo a ganar 280 pesos al año siguiente. Al cabo de diez años, habrías obtenido 2,800 pesos con tu inversión.
Si, por el contrario, optas por el interés compuesto, ganarías 280 pesos el primer año, que mantendrías invertidos, por lo que al año siguiente, ese 7% de beneficio se calcularía sobre 4,280 pesos, obteniendo 299.60 pesos, y así, sucesivamente. Al cabo de diez años, habrías obtenido 3,868.48 pesos con tu inversión, lo que significa que prácticamente habrías doblado el capital inicial.
INVERSIÓN INICIAL | INTEÉS ANUAL | RENTABILIDAD 10 AÑOS INTERÉS SIMPLE | RENTABILIDAD 10 AÑOS INTERÉS COMPUESTO |
4.000 pesos | 7% | 2.800 pesos | 3.868,48 pesos |
Solo con este ejemplo ya se aprecia el poder del interés compuesto, pero piensa que estamos hablando de invertir 4,000 pesos únicamente, sin hacer aportes periódicos. Ahora, valoremos un segundo ejemplo en el que optes por una estrategia DCA, es decir, hacer aportes a tu inversión, supongamos, mensualmente.
En este caso, inviertes inicialmente 4,000 pesos, pero realizas un aporte de 200 pesos cada mes, o lo que es lo mismo, de 2,400 pesos al año. El interés, supongamos, es el mismo que en el ejemplo anterior, el 7% anual. En ese caso, en 10 años tendrías 40,768.57 pesos. Si te hubieras limitado a ahorrar esa cantidad sin invertirla, habrías ahorrado 28,000 pesos en esos 10 años.
Interés compuesto vs ahorro sin invertir en 10 años
Interés compuesto semestral
Para calcular el interés compuesto semestral, debemos calcular el interés cada seis meses. Es muy sencillo, ya que solo debemos tomar el interés anual, en este caso 7%, y dividirlo entre 2, obteniendo un interés semestral del 3.5%.
Por lo tanto, el interés semestral del primer año con la inversión inicial de 4,000 pesos sería de 140 pesos.
Interés compuesto mensual
En el caso del interés compuesto mensual, realizaríamos el mismo cálculo, dividiendo el interés anual, 7%, entre 12 meses, para obtener lo generado cada mes, que sería un 0.58%. En otras palabras, los intereses generados durante el primer mes con esa inversión inicial de 4,000 pesos serían 23.20 pesos.
Interés compuesto diario
Teniendo en cuenta que un año (a excepción de los bisiestos) tiene 365 días, este es el número entre el que deberíamos dividir el 7% de interés anual, obteniendo un interés diario del 0.019%. En otras palabras, el primer día habrías obtenido 0.76 pesos.
Como ves, calcular el interés compuesto es sencillo, pero puede resultar laborioso si quieres hacerlo a muchos años o bien calcular intereses diarios, mensuales, etc. Por ello, existen múltiples calculadoras de interés compuesto que puedes encontrar en internet.
¿Dónde invertir con interés compuesto?
Ahora que seguramente entiendes mucho mejor cómo funciona el interés compuesto, es momento de darte algunas ideas de inversión a través de las cuales puedes aprovechar todo su potencial.
Fondos de pensiones
Si el interés compuesto es el mejor aliado de la inversión, como dice Warren Buffet, el mejor aliado del interés compuesto a su vez es el largo plazo. Por ello, los fondos de pensiones son otro producto que te permite beneficiarte de esta estrategia, ya que están pensados para tu jubilación, es decir, para el largo plazo.
El fondo de pensiones es un producto que te permite hacer aportes de dinero bien programadas o bien libres, que se van acumulando a lo largo del tiempo. A su vez, la entidad que gestione ese fondo se dedica a invertir el dinero depositado por todos los clientes para obtener rentabilidad. Dado que es un producto pensado para ir depositando dinero progresivamente y no rescatarlo hasta la jubilación, te permite beneficiarte del interés compuesto.
Fondos de inversión y ETFs
Los fondos de inversión son un producto que reúne el dinero de muchos inversores y es gestionado por un profesional que se encarga de invertirlo. Su mayor ventaja es que existen muchos tipos de fondos: de renta fija, renta variable, renta mixta, indexados, entre otros.
Por ejemplo, los fondos indexados replican el comportamiento de otro activo, normalmente un índice bursátil como el SP500. Para hacerlo, compran participaciones de todas las empresas de estos índices, por lo que ganan dinero cuando el índice sube y lo pierden cuando baja.
Si tenemos en cuenta que, a largo plazo, la economía siempre tiende a crecer, los fondos indexados son un buen producto para aprovechar el interés compuesto.
Como alternativa, tienes también los ETFs (Exchange Traded Fund), fondos indexados que cotizan en bolsa. No obstante, la ventaja de los primeros es que puedes traspasarlos de uno a otro y solo tendrás que declarar el dinero cuando lo rescates, mientras que con los ETFs debes declarar los beneficios obtenidos en cada ejercicio.
¿Por qué es tan importante el interés compuesto en las inversiones?
El interés compuesto es muy importante en las inversiones por varias razones. La más evidente es que hace crecer tu dinero de forma más rápida, sirviendo a los propósitos de todos los inversores: ganar dinero o, como mínimo, rentabilizar el que ya se tiene.
No obstante, también es muy importante porque se adapta a todas las estrategias de inversión. Independientemente del producto o productos en los que decidas invertir, el interés compuesto siempre te servirá para mejorar tu rentabilidad a largo plazo.
¿Cuándo se notan más los efectos del interés compuesto?
Como veníamos comentando, el mejor aliado del interés compuesto es el largo plazo, lo que significa que sus efectos se notan más cuanto más tiempo mantengas tu inversión.
Asimismo, otra de las estrategias que incrementa notablemente sus beneficios es la de realizar aportes periódicos, lo que te permitirá hacer crecer tu patrimonio por partida doble, algo que puedes ver claramente en el ejemplo de interés compuesto que hemos propuesto.
Ventajas y riesgos del interés compuesto
Las ventajas del interés compuesto son básicamente dos:
- Hace crecer más rápido tu dinero.
- Se adapta a cualquier tipo de inversión.
En cuanto a los riesgos, es algo más complicado de determinar porque, en sí mismo, el interés compuesto no genera riesgos de perder dinero por sí mismo. Es la inversión escogida la que supone un riesgo, ya que en cualquier inversión que se realice se puede ganar o perder.
No obstante, sí hay un riesgo que podemos señalar, y es el de perder la posibilidad de obtener rentabilidades mayores en favor de la que nos ofrece la primera inversión escogida. Te lo explicamos con detalle:
Si optas por el interés compuesto, reinvirtiendo tus beneficios en una inversión que te genera, digamos, el 7% anual de beneficio, pierdes la ocasión de invertirlas en otro producto que puede ofrecer rentabilidades mayores, aunque suponga asumir un riesgo mayor.
Como todo, para minimizar este riesgo deberás analizar bien el mercado, qué tipo de perfil eres como inversor y cuánto dinero estás dispuesto a perder.
En definitiva, ahora que ya sabes qué es el interés compuesto, cómo se calcula y dónde invertir para aprovecharlo, es tu turno. ¿Seguirás invirtiendo en empresas del mercado o prefieres pasarte a este tipo de gestión pasiva, pero bastante más segura?
Preguntas frecuentes sobre el interés compuesto
A continuación, algunas de las preguntas más recurrentes acerca del interés compuesto:
¿Cómo ganar dinero con el interés compuesto?
El interés compuesto te permite ganar dinero reinvirtiendo los beneficios obtenidos, lo que aumentará tu capital progresivamente.
¿Cuál es la regla de 72?
La regla de 72 está muy ligada al interés compuesto. Dicta que, para saber cuánto tiempo tardarías en duplicar tu capital invertido, debes dividir 72 entre la rentabilidad anual que obtengas. Así, si tu rentabilidad anual es del 7%, necesitarías 10.28 años para duplicar tu capital.
¿Dónde aplica el interés compuesto?
El interés compuesto incrementa de forma progresiva el capital invertido, permitiendo que los intereses se calculen cada vez sobre una cantidad de dinero mayor.