En esencia, la Economía Emocional se erige sobre las bases de la neurociencia, la teoría conductual o de comportamiento, las teorías del consumo psicológico, y sobre los elementos del conocimiento holístico del ser humano. Este conocimiento está encaminado a captar simultáneamente todos los aspectos que lo forman y la manera en que todos esos aspectos interactúan entre sí para dar como resultado ese ser vivo tan particular y original que no puede ser confundido con ningún otro. En consecuencia, la economía emocional es el hombre mismo llevado en todo su universo a la comprensión e interacción de sus realidades.
La economía emocional deja de ser exclusiva de los economistas para convertirse en la visión humana de los procesos económicos. En la economía emocional, el verdadero desarrollo surge de la integración de los valores espirituales, intelectuales, sociales, vitales, afectivos, estéticos y éticos.
La economía emocional trata con los aspectos oscuros del ser humano:
“La codicia, la avidez por los apetitos materiales superfluos, manifestados en el consumismo exacerbado y la voracidad competitiva”
(Schuschny, 2009, p. 92)
Descubriendo la Economía Emocional
El Hombre es un ser supremamente completo y complejo, con una composición trina cuerpo, alma y espíritu; el cuerpo, la parte morfológica, compuesta por todos los sistemas que permiten mantener en funcionamiento la estructura de órganos; el alma, el compendio de mente y emociones, que integra los sentimientos y la personalidad, y el espíritu, el halo de vida, el que le hace diferente de las demás especies, dotado de conciencia y conexión divina. El entendimiento del ser holístico, es el punto de partida para la interpretación del rol del Hombre frente a su entorno, ya que la Economía se explica solamente si el Hombre mismo existe, no habría economía ni ninguna otra ciencia social, si el Hombre no existiera. La Economía existe porque el Hombre existe.
Las decisiones económicas son decisiones de supervivencia, obedecen a la búsqueda de satisfacción para sus necesidades básicas: hambre, sed, vivienda, amor, temor, seguridad, etc. El
Hombre se adapta a las estructuras que el medio ambiente le presenta, lo transforma, lo abusa, y lo destruye.
Existe una correlación perfecta entre la necesidad de consumo, el consumismo y la destrucción del planeta, de hecho en los últimos días se evidencia, el contraste del desarrollo, una altísima tecnología frente a varios problemas ambientales, aun así, el hombre desarrolla tecnología anti desastres para combatir las consecuencias nefastas que El mismo ha ocasionado.
Las decisiones económicas se tornan ahora más diversas, no es solamente la supervivencia, los niveles de deseo y gusto se han expandido, las libertades de raza, género y devoción política, impactan en el consumo, los medios electrónicos y la tecnología de punta, hacen lo propio con cada sentido del cuerpo humano, vivimos entre pantallas y bits. El placer que genera la tecnología en el mundo actual, es semejante al placer sexual, la búsqueda por ser el primero en tener el último Smartphone, Ipod, Ipad, Blackberry, es semejante a una carrera de rally, los compradores literalmente se pelean por ser los primeros en obtenerlos.
El intentar negar que el Hombre es una triple dimensión, es tener una visión parcial de los alcances de la Economía Emocional, si bien Paúl Glimcher ha realizado aportes importantes desde la neurociencia a la economía, la Neuroeconomia tan solo posee una parte de la verdad, en ningún momento es absoluta; al contrario, la Economía Emocional es totalmente integral y no tan solo morfológica, necesita interpretar todas las realidades del Hombre de hoy.
Para entender los elementos de la economía emocional, no se puede separar la complejidad del Hombre en tan solo cerebro y miembros que obedecen, esto sería insultante a la realidad humana, de hecho, muchos filósofos han gastado años intentando explicar lo que hace tiempo fue descrito, el Hombre es un ser trino y el desconocimiento de este concepto ha socavado al mundo hasta donde se encuentra hoy.
La necesidad de amor y poesía que la sociedad industrial desconoce
En la economía emocional está presente la necesidad de amor y respeto que todo hombre natural demanda. El Hombre deja de ser un BIT o número, para convertirse en el centro de la historia.
Los grupos humanos en general están buscando identificación y unidad, y esta solo puede ocurrir en un entorno que comprenda, explique, valore y sea afín a todos los sentidos del ser humano.
Los productos y servicios en la era del conocimiento deben inspirar, emocionar y por sobre todo ser algo para alguien, es necesario depositar en cada una de las cadenas de producción el pensamiento de satisfacción total del ser holístico.
En consecuencia, se pueden definir 6 elementos clave en el entendimiento de la economía emocional:
Elemento 1: El ser humano en toda su dimensión
La economía emocional integra todas las ciencias sociales, incluida la neurociencia, porque traza un camino para intentar moldear sobre el comportamiento las acciones de la sociedad. La economía emocional integra también, el manejo adecuado de los recursos emocionales del Hombre. El afecto se representa en montos de energía (libido) que se invierte en las diferentes personas o situaciones (objetos).
La economía emocional analiza los juegos de decisiones que enfrenta el Hombre cada minuto. Le acoge con todos sus componentes de satisfacción y desilusión, de benefactor y de destructor, entiende las características propias de la presión de la sociedad sobre el comportamiento humano.
La economía emocional acepta los comportamientos oscuros del Hombre, intenta explicar los componentes económicos del crimen y la descomposición social.
La economía emocional asume las diferentes dimensiones del Hombre y su evolución en el conocimiento y codificación de sus deseos y realidades, entendiendo cada aspecto del mismo para la diferenciación de los mercados.
El ser social
El ser humano es un ser social por naturaleza, trascendente e irrepetible, acostumbrado a vivir en clanes, y en comunidad. De igual forma, en ambientes de reglas y normas. El Hombre en su devenir no ha dejado de inventar cosas nuevas. Los seres humanos poseen razón e instintos, la parte emocional, aquella que domina; el hombre es el único ser que posee la palabra, el sentido de lo bueno y lo malo y es capaz de participar en comunidad, según Aristóteles “El hombre es un animal político”.
El ser humano es libre, tiene conciencia de su grandeza y de sus limitaciones y lucha por cada vez vivir más y mejor. Las ciencias humanas han constituido un avance en la medida que estudian al ser humano en sociedad.
El ser religioso
El Hombre busca constantemente su explicación a la divinidad, no en virtud de su necesidad de dialogo sobrenatural, además tiende natural y espontáneamente a ser religioso, posee conciencia y espíritu lo cual lo hace entendedor de la espiritualidad de la vida y del cosmos.
El ser económico
El ser humano explica su papel en el mundo mediante el consumo, consume desde que nace, satisface sus más elementales necesidades biológicas, después desarrolla y crea nuevas necesidades. Las ansias por satisfacer esas necesidades son insaciables, los medios para obtenerlos son y serán siempre insuficientes. Estos medios pueden ser dedicados a producir diferentes cosas y sus productos pueden ser destinados a diferentes personas. El ser económico, planea, diseña, organiza, produce y administra los factores económicos, el ser humano tiene que elegir entre esos usos alternativos y las diversas aplicaciones de esos medios.
En el próximo artículo, expondré el Elemento número 2 de la Economía Emocional, esta es, La Industria basada en los Sentimientos, fantasía, emoción e imaginación humana, hasta pronto.